Los sonidos molestos pueden llegar a ser muy perjudiciales para la salud de quienes los sufren, pudiendo modificar su estilo de vida debido a las molestias.
Constanza Rodríguez se casó en junio 2015 con Pedro, ambos habían comprado un departamento, con la idea de que fuera su casa por un largo tiempo.
Un hermoso departamento ubicado en un condominio de la comuna de Vitacura, era el lugar ideal para comenzar la vida en familia que estaban proyectando.
Sonidos molestos: horarios
Cuando se mudaron todo iba bien, les gustaba el condominio, se veía tranquilo, muy familiar, hartos abuelitos, hasta que un día comenzaron a escuchar los fines de semana ruido de “carrete”.
Constanza y su marido no le dieron mucha importancia, ya que “los primeros meses había ruido de carrete solo los fines de semana y era muy esporádico”, señala.
Sonidos molestos pueden ser perjudiciales para la salud
“A finales de 2015, en el verano, la bulla se empezó hacer súper seguida, a todas horas y en todos los horarios”.
Lo peor que era los vecinos que vivían justo en el departamento de arriba del de Constanza y Pedro. “Empezaba la música a la 5 de la mañana, el edificios de al lado mío también había otros jóvenes carreteando, era un infierno”.
“Fue un año de aguantar la bulla toda la semana y en todos los horarios, estuvimos a punto de irnos, hubo un límite, nos íbamos a dormir a la casa de mis suegros. El ruido era toda la semana, de domingo a domingo, desde las 19 de la tarde a las 7 am”, recuerda Constanza.
“Un día le toque el timbre y me garabatearon. Me puse muy grave, con estos tipos que me estaban tratando mal, me quedaban dos horas de dormir, y les dije que yo no me voy hasta que bajen la música”.
En ese departamento vivían dos jóvenes, uno de ellos era DJ, y después de poner música, seguían la fiesta en el departamento de arriba del de Pedro y Constanza.
Qué hacer en caso de sufrir sonidos molestos
Pero el inicio del 2016, decidieron tomar el tema en sus manos. Comenzaron a solicitar el reglamento interno del edificio, Constanza se dio cuenta que no tenían reglamento interno, no había presidente de comité y este tampoco estaba funcionando como tal.
Cuenta Constanza que “los citamos dos veces al juzgado de policía local, eran arrendatarios, por ello le fuimos a dejar una carta a la propietaria, ella no aparecía por ninguna parte, se negaba o no contestaba. Cuando logramos hacer la sanción, supimos que esta señora lo arrendaba a través de un corredor, pero fue gracias a la madre de uno de estos vecinos, cuando se enteró de lo que estaba haciendo uno de sus hijos, que se fueron. Y cuando se fueron, fue una gran felicidad”.
La historia de Constanza y su marido, podría terminar acá, pero fue tanto lo que comenzaron a adentrarse con este tema de la vida en comunidad que decidieron hacer más por su comunidad.
Constanza no sólo pudo solucionar el problema del ruido en su edificio, logró que esos vecinos se fueran con sus estruendoso equipo de música, multaron a la propietaria y tuvo una sanción, no se rindieron y no abandonaron su departamento recién comprado, pero para ella lo mejor de toda esta historia, fue que lograron conocer a su comunidad, a las personas que viven junto a ella.