La delincuencia es un problema de orden global. Mientras que la mayor parte del mundo no sabe cómo lidiar con el hacinamiento en las prisiones, Holanda tiene el problema opuesto: poca gente a la cual encerrar.
En los últimos años, 19 cárceles han cerrado y el año que viene otras más lo harán. ¿Cómo lo lograron y por qué hay algunos que piensan que eso es un problema?
La realidad de la delincuencia en Holanda
Jan Roelof van der Spoel, vicegobernador de esta prisión de alta seguridad en el noreste de los Países Bajos llamada Norgerhaven. «En el servicio holandés nos fijamos en el individuo», explica.
«Si alguien tiene un problema de drogas, tratamos su adicción; si son agresivos proporcionamos terapia para controlar la ira; si tienen problemas de dinero, les damos asesoramiento para manejar la deuda y evitar la delincuencia».
Añade que algunos delincuentes reincidentes son eventualmente condenados a penas de dos años y programas de rehabilitación a medida. Después de eso, menos del 10% vuelven a la prisión.
Hoy en día, las prioridades de la policía son otras, según le dijo a la BBC Pauline Schuyt, profesora de Derecho Penal de la sureña ciudad de Leiden: «Su enfoque ahora se concentra en la lucha contra la trata de personas, la delincuencia y el terrorismo», señala.
Las bajas tasas de delincuencia en Holanda
Angeline van Dijk, directora del servicio de prisiones de los Países Bajos, dice: “la cárcel es utilizada cada vez más para individuos demasiado peligrosos para que estén en libertad, o para los vulnerables que necesitan la ayuda disponible en el interior.
«A veces es mejor para las personas permanecer en sus puestos de trabajo, quedarse con sus familias y pagar el castigo de otra manera», asegura.
«En los Países Bajos, tenemos sentencias de prisión más cortas y una tasa de criminalidad y delincuencia que está disminuyendo, lo que resulta en celdas vacías».
El papel de la policía contra la delincuencia en Holanda
«La policía está abrumada y no puede manejar su carga de trabajo», asegura. «¿Y cuál es la respuesta del gobierno ante la delincuencia? Cerrar las prisiones. Para nosotros, eso es sorprendente».
Lo que está claro es que muchos de los funcionarios que trabajan con Angeline van Dijk no están contentos con la falta de gente para encerrar.
El deseo de proteger el empleo de los que trabajan para el servicio de prisiones generó una solución sorprendente: la importación de los internos extranjeros procedentes de Noruega y Bélgica.
El problema de la delincuencia en Holanda es que no hay delincuentes
«En un momento nuestro secretario de Estado se reunió con el ministro noruego de la Justicia y le dijo que tenía algunas celdas de sobra, así que podía alquilar una de nuestras prisiones», cuenta Jan Roelof van der Spoel.
Así que en septiembre pasado Noruega comenzó a enviar a algunos de sus condenados al sur de cumplir sus penas en la prisión de Van der Spoel, Norgerhaven.
El gobernador de la prisión es ahora un noruego, Karl Hillesland, pero los guardias que vigilan los 234 reclusos son holandeses.
Noruega tiene un régimen penitenciario más liberal que los Países Bajos, según dice. A presos noruegos les permiten, por ejemplo, dar entrevistas a los medios y ver los DVDs que quieran porque el principio subyacente es la «normalización».